Peregrinos del
camino
“Como me crié en
una casa llena de música entendí que la música es una totalidad y que cada
canción, cada género sirve para contar historias diferentes… a mi me fascina el
cruce, la mezcla, las encrucijadas de la música; y lo que sentí en algún
momento fue lo que para mí significaba el tango: la vecindad, la cercanía
espiritual entre el fado, la milonga campera, el blues… Como todos los géneros
que tienen una gran intensidad y que son muy apasionados, me parece que el tango
es vida vivida a fondo."
"Siento que en esas letras está la sabiduría de
atreverse a llegar hasta el fondo del dolor más grande, de la desazón más
profunda; una celebración como lo es el blues en otro sentido de la pérdida, de
lo que era y ya no es. Entonces me gusta eso, el descenso a los infiernos, y el
tango te permite. Y no es que en el tango no haya alegría, celebración de lo
sensual. Hay protesta y puede haber muchas cosas dentro de la letra del tango,
pero para mí es el atreverse a llevar ciertas experiencias hasta el fondo del
alma, por eso se lleva bien con el fado y el blues."
"Me parece que sobre todo a
mí la música me interesa como celebración de la vida en forma total, celebrar
lo maravilloso, el momento de goce pleno, el amor en sus momentos más
maravillosos pero también el horror del fin de las historias, el horror que
implica la muerte, la pérdida, el dolor del amor que se acaba. Me interesa la
música en tanto me permite ir a esos lugares y me gusta hablar de eso con la
gente a través de las canciones, porque en el fondo lo que me encanta es que
cuando la gente se abre yo puedo, no solamente compartir lo que siento en
música y poesía, sino además recibir de ellos sus propias experiencias sin que
me lo cuenten: se produce una especie de canal espiritual muy fuerte que solo
la música puede crear. Me gusta eso, que los recitales sean experiencias, pasar
el rato y pasarla bien pero que además tiene que haber sacudimiento, algún
cambio. Yo vivo para compartir eso con otros.”
Estas
fueron algunas de las ideas y expresiones que María Volonté compartió en la
entrevista realizada el pasado año tras la presentación en el CAFF dentro del
Ciclo de Fado y Tango de Karina Beorlegui, cuando iban a empezar a grabar y
girar con Blue Tango Tour (como ellos dicen nacido en Buenos Aires, criado en
el camino).
Han
regresado a nuestro país tras rodar por el mundo como trovadores de historias,
dejando en cada rincón un sentimiento de enamoramiento entre el tango y el
blues, música de ríos.
María
Volonté, tanguera reconocida, letrista y compositora; encontró en estos dos
géneros una nueva forma de expresión, donde su voz tan particular suavemente
rasgada, abraza el recuerdo, los anhelos, la desolación, el continuar.
Blue Tango
no cuenta grandes historias, sino aquellas que hacen de lo ordinario el milagro
que es vivir.
Una
poesía de quien la acompaña en este ciclo, el armonicista y blusero Kevin
Carrel Footer (músico californiano que hace 20 años reside en Argentina porque
es un enamorado del tango) ha sido punto de partida para todo lo que están
viviendo. “El Camino es Mi Casa” es el tema que los han inspirado “… Nadie se salva del ciclón / de esta
fatídica pasión / que nos arrastra sin piedad por el camino.”
La
mayoría de las canciones son de autoría de María lo que permite que, más allá
de la melodía, nunca dejen de ser intimistas: “Por más que cierro los ojos / oigo tu voz que me llama… va por la casa
a su antojo / desordenando el olvido…” (Beso Azul) o “… Vivir es empezar de nuevo / morir y ver que no me muero / saber que
lo importante no es llegar / sino viajar…” (9 Vidas).
Para escucharlos en este mes de setiembre presentan
BLUE TANGO todos los viernes a las 21hs en Clásica y Moderna (CABA).
En
lo particular, en lo que a mi gusto se refiere, cuando las canciones no
reflejan mi historia y sin embargo logro sentirla como propia, está todo dicho
entre el artista y yo.
A
continuación un video de su primera actuación en Argentina donde interpretan El camino es mi casa, con la voz tomada
por una bronquitis que llega a su fin y con blooper incluído, pero sobre todo
con la misma intensidad y respeto como en el mejor escenario de París.