Espiritualidad y
música
Hay
personas que por sus creencias tienen simultáneamente seguidores y detractores.
A
Deva Premal le ha pasado eso porque su música se la relaciona con la movida de
la New Age, donde todo se incluye corriendo el riesgo de perder su esencia.
En
mi opinión, no hay que excluir ni estigmatizar estas corrientes, porque también
las grandes religiones han caído en el error de excluir o estigmatizar a los
suyos.
A
modo de ejemplo comparto algo personal: siempre me ha costado creer cuando en
los movimientos carismáticos empiezan a hablar en lenguas (incluso me cuesta no
reírme); hasta que un día, con el Luna Park lleno en un evento religioso, tomo
distancia de la gente y escucho en ese hablar de lenguas lo más parecido a lo
que uno pueda imaginar de un coro celestial. Dios estaba allí.
En
el recital de oración que gratuitamente al aire libre realizó Deva Premal y Miten (junto a Manose) en el Partido de Vicente López frente al río, viví una
experiencia parecida. La masividad de la gente (incluso llegada de otros
países) formando un solo coro afinadísimo, cantando mantras milenarios y otros modernos,
no daba lugar a decir otra cosa que Dios también aquí estaba presente.
Porque
en ambos casos la armonía conseguida era pacificadora del alma, no dormía los
sentidos sino que los serenaba.
Bienvenida
siempre Deva y a todos los que hacen un oasis en medio de la agitación y locura
diaria.