Avenida
Corrientes vuelve a respirar los aires flamencos, esos que traen amores y
desamores, alegrías y dolores; porque el flamenco relata apasionadamente con
desgarro los momentos de la vida.
Nada
le es indiferente y en su esencia el flamenco es extremo.
Por
esto es que sus intérpretes han de tener no solamente técnica sino también la
sensibilidad que este género necesita.
NOCHES
DE FLAMENCO EN BUENOS AIRES es un espectáculo musical de la envergadura que el
Teatro Astral requiere. Tiene de todo, incluso lugar para las sorpresas:
coreografías modernas en algunos cuadros, música inesperada, vestuario
arriesgado, actuación, una apertura originalísima, homenaje… y por supuesto
ellos, los artistas que ya tienen mucho oficio probado. Ninguno es nuevo en
esto.
Baldomero
Cádiz no solamente es una voz que canta flamenco, es la extraordinaria voz
gitana (como dice el programa) que captura la escucha y la mirada.
Jorgelina
Amendolara, la primera bailarina de la cual Jorge Mazzini nunca se desprende,
aquí demuestra interpretación más allá del baile.
Presente
también está el bailaor invitado Gastón Stazzone a quien se lo aprecia
felizmente en más de una oportunidad.
Un
ballet y una banda completan el elenco: el Ballet Palma y Tacón (con el primer
bailarín solista Yamil Rabaj) y la Banda Flamenca con guitarras, flauta, cajón
(Eugenio Romero también al cante) y voz y palmas (Miriam Condoleo).
Es
de destacar la coreografía (Luque – Amendolara – Rabaj) y el vestuario (Bonet –
Sánchez) por lo anteriormente dicho.
Con
producción ejecutiva de Gabriel Espósito, Jorge Mazzini (creador y director)
puede seguir proyectando nuevos espectáculos, ya que han logrado ser un dúo que
se aventura a lo original para desacomodarnos de lo habitual en cada creación.
Y eso se agradece.
NOCHES
DE FLAMENCO EN BUENOS AIRES – TEATRO ASTRAL (Av. Corrientes 1639; CABA)
Hay
personas que por sus creencias tienen simultáneamente seguidores y detractores.
A
Deva Premal le ha pasado eso porque su música se la relaciona con la movida de
la New Age, donde todo se incluye corriendo el riesgo de perder su esencia.
En
mi opinión, no hay que excluir ni estigmatizar estas corrientes, porque también
las grandes religiones han caído en el error de excluir o estigmatizar a los
suyos.
A
modo de ejemplo comparto algo personal: siempre me ha costado creer cuando en
los movimientos carismáticos empiezan a hablar en lenguas (incluso me cuesta no
reírme); hasta que un día, con el Luna Park lleno en un evento religioso, tomo
distancia de la gente y escucho en ese hablar de lenguas lo más parecido a lo
que uno pueda imaginar de un coro celestial. Dios estaba allí.
En
el recital de oración que gratuitamente al aire libre realizó Deva Premal y Miten (junto a Manose) en el Partido de Vicente López frente al río, viví una
experiencia parecida. La masividad de la gente (incluso llegada de otros
países) formando un solo coro afinadísimo, cantando mantras milenarios y otros modernos,
no daba lugar a decir otra cosa que Dios también aquí estaba presente.
Porque
en ambos casos la armonía conseguida era pacificadora del alma, no dormía los
sentidos sino que los serenaba.
Bienvenida
siempre Deva y a todos los que hacen un oasis en medio de la agitación y locura
diaria.
De
memorial finalizó octubre con la visita de una artista del arte flamenco: la
bailaora Cristina Hoyos.
Dos
hechos hicieron que una vez más volviera a Argentina, país que la conoció y
disfrutó junto a Antonio Gades en sus numerosas presentaciones. ¿Quizás haya
algún distraído que no recuerde la película “Bodas de sangre” de Carlos Saura?
Creo que no.
Esta
vez su paso fue para dar una conferencia “Mis
antecesoras, el lado femenino en el baile flamenco (aquellos zapatos de tacón y
clavos)” en el Teatro Margarita Xirgu donde rindió homenaje en orden
cronológico a quienes dieron vida y popularidad al flamenco.
Y
el segundo motivo fue recibir el certificado en el que consta que las fotos de
la muestra “Oscar Balducci: flamenco en
Argentina” -tras su exposición en la Casa Nacional del Bicentenario- eran
donadas al Museo del Baile Flamenco de Sevilla para ser exhibidas de manera
permanente. Precisamente
con Oscar Balducci ha tenido una relación profesional que rápidamente se
enriqueció en una entrañable amistad.
Ha
pasado Cristina Hoyos, quien además se llevó los interminables aplausos que
seguramente (he visto su emoción) no olvidará.
“El baile flamenco
a mí me lo ha dado todo, por eso quiero recordar a las bailaoras del siglo
pasado, porque creo que las bailaoras y los bailaores son los grandes olvidados
en este arte. Yo vengo a hablar del baile flamenco, y diría que bailar flamenco
puede ser poesía con pierna, brazo, manos, ojos, cintura, cadera, pero sobre
todo corazón.”
“A mi parecer
España (y sobre todo Andalucía) es el país con más folclore dancístico del
mundo; y desde que sabemos en el sur de España siempre se ha bailado, y sobre
todo han bailado las mujeres.”
“Tenía a mi lado a
mi padre que siempre me decía: ‘Baílame un poquito Tina, anda, moved los brazos
como tu lo sabes hacer. Que tú vas a ser grande. No te preocupes que no todas las
bailaoras han sido guapísimas ni han sido modelos; tú vas a llenar teatros y a
ganar muchos premios.’ Y así mi padre soñaba conmigo. No hay teatro o baile que
haga y no me acuerde de mi padre. Siempre.”
“Para mí no ha
habido nada más importante y más bello que dedicarme al baile. Y así lo haría
en esta vida o en otra vida” Cristina Hoyos
“Oscar Balducci
tenía ojo de bailaor para fotografiar a los bailaores y una profunda adicción
por esta danza del pueblo. Se pasaba noches y meses observándolos a ellos.
Ninguna de sus fotos fueron posadas.” Cecilia Rossetto
“Dos cosas nos unen
con España y Argentina –además de la cultura y de la lengua- es que el flamenco
y el tango saben del dolor.” Tom Lupo
“Estas fotografías
son un claro ejemplo de la estrecha relación que mantenía el Balducci fotógrafo
con los artistas. El también captó nuestras escenas cotidianas siendo uno mas
de nosotros y sin ninguna duda (y porque nos conocía bien cuando bailábamos) sabía
exactamente cuando darle al botoncito para dejar plasmado un momento único." Cristina Hoyos
"Sus
fotos constituyen un documento excepcional para testimoniar el flamenco que se
vivió en Argentina en una época concreta. En sus fotos se nota la amistad y
sintonía que había entre nosotros. Todas cuentan los procesos creativos de estas dos artes que aquí se estaban dando
la mano." Cristina Hoyos
"Para mí que sigo mirando las cosas con el corazón, será como tenerle
de nuevo a mi lado, porque el Tano Balducci era un artista, el Tano Balducci
era mi amigo.” Cristina Hoyos
“Es un momento
extraordinario este, ver cómo el cruce de lenguajes del arte nos reúne en un
punto de emoción maravilloso. Uno se estremece al observar esa obra: esa mirada del artista que es capaz
de captar la foto antes, de ver el gesto, de esperar el gesto para
fotografiarlo para siempre… Esa fuerza del lenguaje de la fotografía que
captaba Balducci: la profundidad más allá de la mirada y el gesto… A usted,
Cristina Hoyos, le agradezco su arte de toda la vida.” Ministra de Cultura
Teresa Parodi
1
de noviembre y llovía. Era uno de esos días destemplados y encima el colectivo
no venía (el que tenía que tomar, porque los otros pasaban todos). Y aún así
algo pocas veces visto me invitaba a ir: en la Sociedad Friulana de Buenos
Aires se iba a realizar un espectáculo multimedia con banda en vivo a modo de homenaje
a la música disco que realizan en conjunto la Camerata IUNA (en breve UNA Universidad Nacional de Artes) y el grupo
musical Incovers.
No
es la primera vez que se presentan y año tras año son esperados.
La
Camerata por un rato se olvida de la música clásica para fusionarse con la
disco reviviendo los mejores temas musicales de los años 70’s y 80’s.
Con
mucho sentido del humor se visten como los cantantes y músicos de aquellos años
–con peluca afro incluída- y el director cambia la batuta por otra luminosa
acorde a las luces que ambientaba un lugar bailable.
Fue
un espectáculo simple desde lo conceptual pero con inversión para recrear la
atmósfera de la época.
Un
concierto-show nostálgico y alegre para que todos lo vivieran con espíritu de
fiesta. Hecho para bailar.
El
joven director de la Camerata IUNA (Instituto Universitario de Arte) nos
explica:
“Arrancamos en el
año 2003 como estudiantes que armamos un grupo reducido de música de cámara con
la formación tradicional de cuarteto de cuerdas (dos violines, una viola y un
violoncello) recorriendo lo barroco, Bach, Vivaldi… y fuimos avanzando.
Paralelamente, yo estaba haciendo la carrera de dirección orquestal de la cual
ya me recibí.”
“A finales del 2008
nos proponen empezar a funcionar como un espacio alternativo dentro de la
Institución porque ya teníamos presencia. Ahí nació la Camerata IUNA. Se
consolidó con ensayos más regulares en el 2010 empezando a cubrir todos los Ciclos
de Conciertos que se realizan en la Ciudad de Buenos Aires.”
“Siempre fui muy
reacio a quedarme con la música clásica o académica –si bien la amo, me encanta
y es lo que me sustenta-; así que busqué otros caminos como el rock y el jazz,
haciendo arreglos. Al ser todas cuerdas tenemos que hacer funcionar aquí todo
lo que funciona en otro sistema. No es una adaptación, es un arreglo, una
recreación basada en una idea.”
“Venimos montando
cosas cada vez un poquito más grandes, mucho a pulmón porque somos nuestros
propios ingenieros y vestuaristas.”
“Nuestro concertino
(el violín principal) con un grupo familiar y allegados -que no son músicos
profesionales- hace unos años armaron Incovers logrando un muy buen nivel, por
eso pudimos fusionarnos para realizar estos tributos a la música disco”