Cuando el destino
se llama tango
“Con
todos los años que tengo de escenario soy aún tímida para estrenar los temas.”
Estas palabras
me las ha dicho –y me ha costado creerle- la cantante (o cantora, como tú
lector prefieras) Cristina Viña, una rubia tanguera que se pone a la gente en
el bolsillo con su carisma, su forma de ser en el escenario que la hace tan
cercana y amiga.
Ha trabajado
junto a grandes cantantes; acompañada y acompañando importantes orquestas.
Yo, la he
visto y escuchado por televisión en Grandes Valores del Tango. En la
actualidad, suelo cruzarme con ella, cerca del Abasto, en los shows de La
Aurora.
Allí, una
noche, tuve la oportunidad de entrevistarla y que compartiera conmigo recuerdos
que lleva muy bien acomodados. Porque cuando se es agradecido, los recuerdos
mudan del cerebro al corazón.
Cristina Viña:
“He
tenido una trayectoria buena, alguna gente la reconoce, otra no la recuerda;
pero para mi vida no es tan importante que la gente la recuerde. Tuve una época
en la que he vivido pura y exclusivamente del tango, cuando existía muchísimo
turismo en Argentina: estuve en Casa Rosada, en Taconeando; después en Casablanca
y mis comienzos en El Viejo Almacén. Hermosos y emblemáticos lugares. Los que
manejaban el turismo traían a la gente porque se divertían con nosotros, que
hacíamos dúos, tríos… fue la época más linda de mi vida.”
“En
la mayoría de las casas me acompañaban Pichuquito con su trío o el cuarteto;
luego vino el Sexteto Mayor y fue con ellos que fui de gira a Japón. No te
puedo explicar el éxito: dos mil personas en silencio respetuoso escuchando
nuestros conciertos. Tres meses estuvimos allí y fuimos muy contenidos por
ellos ya que nuestra gira fue en la época de la guerra de Malvinas.”
“Mi
familia era muy tanguera, pero yo era adolescente y me resistía a este género,
sabía solamente un tango “Dandy” hasta que apareció Rubén Juárez que marcó mi
época y con quien tuve la suerte, también, de compartir escenarios.”
“Cuando
era muy joven existía un concurso ‘La voz del pueblo’ en Canal 9 y allí estaba
para participar junto a María Graña, ambas cantábamos en ese entonces folclore.
Sin embargo, como amaba tanto a Rubén y viendo que la ronda del concurso para
tango era más corta que la del folclore… me decidí por participar en tango. Hay
que creer quizás en el destino, pero así empezó todo lo maravilloso que ha
pasado en mi carrera. Es como si Dios me hubiera dicho: TENES QUE CANTAR ESTO.”
“Es
tan importante no solamente que te guste el género, sino que tengas un color de
voz con el cual puedas transmitir. Para mí Juárez fue algo maravilloso. También
un referente muy importante en mi transitar fue Beba Bidart en Taconeando. Ha
sido una compañera excelente, una persona maravillosa, una mujer increíble con
quien he aprendido a manejar el escenario, a tener contacto con la gente aunque
no cantes y hables.”
“Mis inicios fueron muy simples, paso por paso: el concurso en televisión… debutar
en Grandes Valores… cantar con Jorge Falcón y hacer dúo con él fue lo que en su
momento más me iluminó. Pasa la vida y aquí estoy: cantando.”
“No
sé si ‘Tormenta’ (de Enrique Santos Discépolo) es el tango que me identifica,
pero sí uno de los más importantes para mí: yo lo sentí y aprendí a decirlo.”
“Se
extrañan los programas como Grandes Valores del Tango, ya que no tenemos lugar a
nivel nacional para este género. Y es importante, porque por más que no quieras,
te van pasando los años y llega un momento en que te identificás con el tango o
el folclore.”
(Cristina
Viña)
fotos: del
archivo de Cristina Viña